sábado, 1 de febrero de 2014

Encantadoras

Revelación de un mundo reúne las crónicas que Clarice Lispector publicó semanalmente en el Jornal do Brasil desde 1967 hasta 1974.

El arte de pensar sin riesgos. Si no fuese por los caminos de emoción adonde el pensamiento conduce, el pensar ya se habría catalogado como uno de los modos de divertirse. No se invita a los amigos al juego a causa de la ceremonia que se cumple al pensar. El mejor modo es invitar solo a una visita, y, como quien nada pide, pensar juntos, con el disimulo de las palabras.

Esto en tanto juego liviano. Para pensar en profundidad -que es el máximo grado del hobby- es necesario estar solo. Porque entregarse a pensar es una gran emoción, y solamente se tiene el valor de pensar delante de otro cuando la confianza es tan grande que no hay inhibición en usar, de ser necesario, la palabra otro. Además se exige mucho de quien nos ve pensar: que tenga un corazón grande, amor, cariño, y la experiencia de haberse entregado también a pensar. Se exige tanto de quien oye las palabras y los silencios -como se exigiría en el sentir. No, no es cierto. En el sentir se exige más.

Tal vez por el hábito de poner título o por unas súbitas ganas de tener un cuaderno prolijo como en la escuela, escribí: lista de ... Y fue en ese instante cuando aparecieron las ganas de no ser seria. Es esta la primera señal del "animus brincandi", en materia de pensar -como hobby. Y escribí aguda: lista de sentimientos. Lo que quería decir con esto tuve que dejarlo para más adelante -señal de que estaba en el camino correcto, y que no me afligía por no entender; la actitud debe ser: no se pierde por esperar, no se pierde por no entender.



                                Cinco jóvenes y un perro en la ciudad de Montpellier al sur de Francia
         Acrílico, recortables, tinta sobre cartulina encolada a madera montada sobre bastidor. 50x50 cm.